Todo el protagonismo del cuadro lo adquiere el almendro en primer plano. El resto del paisaje pierde importancia. Representa un frondoso árbol de los campos de Pedro Muñoz. El color predominante es el blanco de la flor del almendro. Muy luminoso, refleja realmente la claridad del pleno día. Es de forma totalmente cuadrada, de un tamaño en torno al A4. Está pintado al óleo sobre lienzo.